La crisis de la modernidad se difunde a nivel masivo en la década de los 60 por diferentes factores.
Desde mucho tiempo atrás algunos pensadores habían cuestionado la formación cultural iluminista, a veces con un sentido retrogrado, como es en el caso de Pugin, que no soportó el cambio del mundo y se suicidó. Otros como Baudelaire señalan que el desarrollo del industrialismo y supuestamente de un mundo más racional no esta produciendo el progreso moral de las mayorías sino el efecto exactamente contrario.
La 1° Guerra Mundial va a ser un evento que conmociona de tal manera a los europeos que muchos se van a preguntar si el progreso maquinista realmente podría liberar al hombre o si mas bien lo aniquilaría, pero todavía por unas décadas mas esa inquietud quedó restringida a los medios intelectuales. Terminada la 1ª Guerra Mundial se suponía que se terminaría con todas las guerras.
Después de la 2ª Guerra Mundial las expectativas de un mundo en paz y en progreso renacieron nuevamente y la enorme expansión económica de los años ´50 y ´60 parecían confirmar tal creencia. Pero en los ´60 hace aparición una serie de fenómenos, sobre todo culturales, que cuestionan los valores mas centrales de la civilización ilustrada, a las cuales se identificaba con la modernidad.
Estos fenómenos fueron por ejemplo el nacimiento de una cultura generacional vinculada a los jóvenes, que por primera vez en la historia pasaban a ser la mayoría de la humanidad. Ya no se creía en ideas totalizadoras, no obstante se sigue apostando a la utopía, se sigue creyendo posible un mundo mejor, pero no por el camino del Proyecto Ilustrado. La razón no alcanza para ordenar la complejidad de los fenómenos contemporáneos. Esa cultura juvenil se muestra con manifestaciones en las modas, música y los valores morales identificados con una generación nueva.
Otro fenómeno fue el proceso que se produjo con el deterioro cada vez más acusado del ambiente natural y que promovía en niveles cada vez más amplios una fuerte desconfianza sobre los beneficios del progreso técnico y científico.
También la Guerra Fría, especialmente la crisis de los misiles en Cuba, fue un factor muy importante en cuanto al desprestigio de una tecnología que se había considerado como redentora.
Por último, la brecha creciente entre países ricos y pobres demostrataba que a esa altura del proceso histórico ya no era posible esperar la transformación del mundo hacia una sociedad perfecta como la ilustrada había prometido.
Así llegamos a la Posmodernidad de la cual podemos afirmar que era una condición cultural diferente. Los principales pensadores son Lyotard, Vattimo, y Baudrillard. Hubo 3 grandes corrientes de análisis de la nueva situación:
1. Neoconservadores anglosajones: cuya figura más representativa fue el sociólogo Daniel Bell. Este pensamiento entiende que es necesario darles nuevos apoyos a los pilares de la civilización; y sostienen que esos apoyos son la familia tradicional, y la religión.
Se creía que la familia era la reserva de los valores morales que caracterizaba a los Estados Unidos. La religión pasa a aportar la fundamentación que la razón ha dejado de darle a los valores. De esta vertiente de pensamiento va a existir un ala arquitectónica representada por los arquitectos posmodernos Robert Venturi, Charles Moore, Michael Graves y algunos europeos como Boffil y Terry (inglés). Estos arquitectos se van a identificar con la política.
2. Desencanto posmoderno: Para estos pensadores lo característico de la posmodernidad va a ser la ausencia de un proyecto global. Eso da como resultado la fragmentación cultural. La cultura unificada del Iluminismo es sustituida por múltiples culturas y subculturas, todas ellas equivalentes.
La unidad perdida no se puede reconstruir porque los instrumentos intelectuales son incapaces de volver a formular un nuevo proyecto global. En ese sentido se habla de pensamiento débil que define esta imposibilidad. Ante esta realidad cultural a los seres humanos les quedaría en principio dos opciones para situarse en el mundo, que son la mas absoluta individualidad (yo y el mundo exterior) a la disolución en una masa acrítica (Homero Simpson), pero como el individuo busca psicológicamente rescatar su ser, los objetivos se resuelven en grupos que funcionan como tribus (tribus urbanas).
En consecuencia, objetivos parciales vienen a sustituir a los grandes objetivos generales que proponía la modernidad ilustrada. Así la ecología, las opciones alimenticias, las orientaciones sexuales, las fracciones religiosas, etc., canalizan la necesidad de reafirmar la individualidad y de pertenecer a un grupo de referencia.
Otro fenómeno propio de la posmodernidad es la escenificación de la vida. La difusión de los medios masivos de comunicación, sobre todo la televisión, lleva a distorsiones en la percepción de la realidad que desmantelan las nociones tradicionales de tiempo y de espacio. Baudrillard llega a afirmar que lo que no ocurre en la pantalla de los televisores simplemente no ocurre (Thruman show, reality show).
3. Proyecto moderno: El centro de elaboración de estas ideas es la llamada Escuela Critica de Frankfurt cuya figura principal es Habbermas, y otros que se basan en él como Fernández Cox y Marina Waissman (en Latinoamérica) entre otros.
Esta gente sostiene que la modernidad es un proyecto inconcluso, como no llegó a concretar sus objetivos no se puede decir que haya terminado. Lo que corresponde es decir es que lo que ha entrado en crisis no es el proyecto cultural moderno sino el modo de interpretar la ilustración. En consecuencia se puede hablar de posilustración y no de posmodernidad.
Creen necesario rescatar el proyecto moderno pero proponiendo objetivos a los cuales toda la humanidad pueda sumarse. Estos objetivos serian la vigencia efectiva de los derechos humanos para toda la humanidad, la extensión de la democracia en todos sus aspectos (política, economía, etc.) y la preservación de la naturaleza como condiciones indispensables para la vida.
Desde mucho tiempo atrás algunos pensadores habían cuestionado la formación cultural iluminista, a veces con un sentido retrogrado, como es en el caso de Pugin, que no soportó el cambio del mundo y se suicidó. Otros como Baudelaire señalan que el desarrollo del industrialismo y supuestamente de un mundo más racional no esta produciendo el progreso moral de las mayorías sino el efecto exactamente contrario.
La 1° Guerra Mundial va a ser un evento que conmociona de tal manera a los europeos que muchos se van a preguntar si el progreso maquinista realmente podría liberar al hombre o si mas bien lo aniquilaría, pero todavía por unas décadas mas esa inquietud quedó restringida a los medios intelectuales. Terminada la 1ª Guerra Mundial se suponía que se terminaría con todas las guerras.
Después de la 2ª Guerra Mundial las expectativas de un mundo en paz y en progreso renacieron nuevamente y la enorme expansión económica de los años ´50 y ´60 parecían confirmar tal creencia. Pero en los ´60 hace aparición una serie de fenómenos, sobre todo culturales, que cuestionan los valores mas centrales de la civilización ilustrada, a las cuales se identificaba con la modernidad.
Estos fenómenos fueron por ejemplo el nacimiento de una cultura generacional vinculada a los jóvenes, que por primera vez en la historia pasaban a ser la mayoría de la humanidad. Ya no se creía en ideas totalizadoras, no obstante se sigue apostando a la utopía, se sigue creyendo posible un mundo mejor, pero no por el camino del Proyecto Ilustrado. La razón no alcanza para ordenar la complejidad de los fenómenos contemporáneos. Esa cultura juvenil se muestra con manifestaciones en las modas, música y los valores morales identificados con una generación nueva.
Otro fenómeno fue el proceso que se produjo con el deterioro cada vez más acusado del ambiente natural y que promovía en niveles cada vez más amplios una fuerte desconfianza sobre los beneficios del progreso técnico y científico.
También la Guerra Fría, especialmente la crisis de los misiles en Cuba, fue un factor muy importante en cuanto al desprestigio de una tecnología que se había considerado como redentora.
Por último, la brecha creciente entre países ricos y pobres demostrataba que a esa altura del proceso histórico ya no era posible esperar la transformación del mundo hacia una sociedad perfecta como la ilustrada había prometido.
Así llegamos a la Posmodernidad de la cual podemos afirmar que era una condición cultural diferente. Los principales pensadores son Lyotard, Vattimo, y Baudrillard. Hubo 3 grandes corrientes de análisis de la nueva situación:
1. Neoconservadores anglosajones: cuya figura más representativa fue el sociólogo Daniel Bell. Este pensamiento entiende que es necesario darles nuevos apoyos a los pilares de la civilización; y sostienen que esos apoyos son la familia tradicional, y la religión.
Se creía que la familia era la reserva de los valores morales que caracterizaba a los Estados Unidos. La religión pasa a aportar la fundamentación que la razón ha dejado de darle a los valores. De esta vertiente de pensamiento va a existir un ala arquitectónica representada por los arquitectos posmodernos Robert Venturi, Charles Moore, Michael Graves y algunos europeos como Boffil y Terry (inglés). Estos arquitectos se van a identificar con la política.
2. Desencanto posmoderno: Para estos pensadores lo característico de la posmodernidad va a ser la ausencia de un proyecto global. Eso da como resultado la fragmentación cultural. La cultura unificada del Iluminismo es sustituida por múltiples culturas y subculturas, todas ellas equivalentes.
La unidad perdida no se puede reconstruir porque los instrumentos intelectuales son incapaces de volver a formular un nuevo proyecto global. En ese sentido se habla de pensamiento débil que define esta imposibilidad. Ante esta realidad cultural a los seres humanos les quedaría en principio dos opciones para situarse en el mundo, que son la mas absoluta individualidad (yo y el mundo exterior) a la disolución en una masa acrítica (Homero Simpson), pero como el individuo busca psicológicamente rescatar su ser, los objetivos se resuelven en grupos que funcionan como tribus (tribus urbanas).
En consecuencia, objetivos parciales vienen a sustituir a los grandes objetivos generales que proponía la modernidad ilustrada. Así la ecología, las opciones alimenticias, las orientaciones sexuales, las fracciones religiosas, etc., canalizan la necesidad de reafirmar la individualidad y de pertenecer a un grupo de referencia.
Otro fenómeno propio de la posmodernidad es la escenificación de la vida. La difusión de los medios masivos de comunicación, sobre todo la televisión, lleva a distorsiones en la percepción de la realidad que desmantelan las nociones tradicionales de tiempo y de espacio. Baudrillard llega a afirmar que lo que no ocurre en la pantalla de los televisores simplemente no ocurre (Thruman show, reality show).
3. Proyecto moderno: El centro de elaboración de estas ideas es la llamada Escuela Critica de Frankfurt cuya figura principal es Habbermas, y otros que se basan en él como Fernández Cox y Marina Waissman (en Latinoamérica) entre otros.
Esta gente sostiene que la modernidad es un proyecto inconcluso, como no llegó a concretar sus objetivos no se puede decir que haya terminado. Lo que corresponde es decir es que lo que ha entrado en crisis no es el proyecto cultural moderno sino el modo de interpretar la ilustración. En consecuencia se puede hablar de posilustración y no de posmodernidad.
Creen necesario rescatar el proyecto moderno pero proponiendo objetivos a los cuales toda la humanidad pueda sumarse. Estos objetivos serian la vigencia efectiva de los derechos humanos para toda la humanidad, la extensión de la democracia en todos sus aspectos (política, economía, etc.) y la preservación de la naturaleza como condiciones indispensables para la vida.
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