lunes, 9 de febrero de 2009

LA CARTA DE ATENAS

En el período de entreguerras la preocupación por el orden urbano es importante para el movimiento renovador, desarrollándose distintas experiencias que culminan con la formulación teórica de la Carta de Atenas en 1934.
A raíz de la descalificación de Le Corbusier en la instancia final del concurso para el Edificio de la Sociedad de Naciones en 1926, un grupo de arquitectos renovadores europeos decide organizarse como una central moderna y fundan en 1927 los Congresos Internacionales de Arquitectura Moderna, CIAM.
El objetivo de esta asociación era debatir, resolver y difundir el problema arquitectónico contemporáneo. El 2° Congreso, en 1929, se realizó en Frankfurt y tuvo como tema el Existenzminimum. El 3° Congreso se realiza en Bruselas y su tema fue el barrio de viviendas, bajo el lema el Loteo Nacional y se realizó en 1932.
Quedaban resueltas las dos instancias fundamentales, tal como ellos concebían la ciudad: la célula habitacional y la agrupación de estas en barrios de vivienda.
En 1934, en el 4° CIAM el tema fue la ciudad funcional. El documento final, que contiene las conclusiones del congreso, expuestas como doctrinas del urbanismo moderno, fue proclamado en Atenas.
El movimiento renovador considera que la célula constitutiva de la ciudad es la vivienda popular o vivienda de interés social. Se concentran en la determinación de tipologías que pudieran realizarse con métodos industriales; también estudian el agrupamiento de estas células en edificios de habitación y en el diseño de los sectores de vivienda que surgieran de la aplicación de estas investigaciones.
Consideran el planeamiento urbano como una actividad de carácter científico, estructurada en 3 grandes instancias: planificar, urbanizar y arquitecturar.

· Planificar implicaba realizar investigaciones minuciosas sobre la realidad urbana y sus tendencias, para con métodos estadísticos proyectar esas tendencias y prever la construcción de la ciudad para los 50 años siguientes, por lo menos.
· Urbanizar es la operación que distribuye los componentes urbanos en el territorio.
· Arquitecturar consiste en diseñar las tipologías que corresponden a cada zona funcional.


La Carta de Atenas considera en su primera parte las relaciones de la ciudad con el territorio que la rodea. Se afirma que toda ciudad debe ser pensada en relación a un territorio que se determina como el radio de su acción económica, considerando como tal hasta donde toma recursos una ciudad. Estas relaciones también incluyen al tráfico de vehículos o a los servicios que una ciudad ofrece a una región.
La propuesta se mantiene dentro de una escala de ciudad mediana o pequeña, cuyos límites de influencia sería posible determinar de modo más o menos preciso.
No se considera ni siquiera la posibilidad de interacción entre núcleos urbanos, lo que generaría una lógica territorial más compleja que la de unidades aisladas.
En la segunda parte del documento se critican aspectos de las ciudades existentes y se realizan algunas propuestas, con el título “Hay que exigir que...”, de donde se deduce cual es el modelo de ciudad incluido en la Carta de Atenas.
Se refieren a las 4 funciones a las cuales se atribuía la cualidad de ordenar las ciudades. Estas eran: HABITAR, TRABAJAR, RECREARSE y CIRCULAR.
La función Habitar debe ocupar los mejores emplazamientos en cuanto a aire, higiene, asoleamiento, paisaje, etc., resolviéndose con edificios en altura construidos con las técnicas modernas, implantados en espacios verdes, lo más separados posible y nunca alineados a las vías de tránsito de gran circulación.
La función Trabajar se divide en 2 grandes modalidades: por un lado lo que llaman artesanado urbano (sastres, etc.) el cual debería encontrarse junto a las viviendas pero en lugares especialmente asignados. La otra modalidad comprende a la industria y a la administración, la cual debería situarse en un lugar separado de las viviendas por una zona verde y dividido por otra zona verde en administrativo e industrial.
La función Recrearse se considera bajo 2 aspectos: uno para el tiempo libre semanal, para lo cual deberían acondicionarse sectores con cualidades naturales como playas, lagos y montañas, uniéndolos mediante vías rápidas a las zonas de vivienda. El otro aspecto, para el tiempo libre diario, incluye los campos deportivos, los clubes, las salas de espectáculos y el equipamiento educativo, que debe emplazarse en los espacios verdes al pie de los edificios de vivienda.
La función Circular debe unir todas las partes de acuerdo a 2 principios: la economía del tiempo y la separación de velocidades. Separa peatones de vehículos mecánicos, cuyos caminos nunca deben cruzarse en el mismo nivel. Realiza las velocidades mecánicas en autopistas siempre separadas del suelo. Todas las vías de gran circulación deberían aislarse con espacios verdes. Las velocidades menores podrán ir a nivel de superficie.

Acerca de la ciudad existente (5º punto) se establecen que deben preservarse los edificios o conjuntos que por sus valores estéticos representen verdaderamente una época pasada. Esto se haría siempre que no afecten el interés común, derribando los tugurios que suelen encontrarse en sus alrededores, para que queden emplazados en espacios verdes.
En la 3° parte de la carta se exponen los puntos de doctrina, donde se reafirma los conceptos desarrollados anteriormente y se señala que el problema principal de las ciudades de la era maquinista ha sido que los intereses particulares prevalecieron sobre los intereses sociales. Se establece que en adelante los intereses generales deberán prevalecer sobre los particulares.
Se reafirma que la función Habitar es la principal en la resolución de los problemas urbanísticos.
También aparecen algunos aspectos novedosos: el carácter asignado al arquitecto como el técnico asesorado por otros técnicos, que debe procurar convencer a las autoridades para llevar adelante la planificación urbanística.
De esa simple afirmación pueden deducirse 2 grandes conceptos:

· el urbanismo es una cuestión de técnicos que analizan la situación y toman las decisiones sin ninguna participación de los habitantes
· la gestión urbana debe estar regida por el Estado.

Esta manera de ver las cosas es claramente iluminista, al asignarle cientificidad a las tareas de planeamiento urbano. Además, el papel asignado al Estado es profundamente Hegeliano (Hegel, remata la teoría liberal y da comienzo a la teoría marxista) pues al Estado se le reconoce la capacidad superior de ordenar racionalmente la sociedad.

Intervenciones en ciudades existentes

Este pensamiento renovador entra necesariamente en conflicto con la realidad de la ciudad existente. Ante este problema la experiencia histórica del período de entreguerras permiten discriminar tres grandes actitudes:

1. Separar la ciudad nueva de la ciudad vieja, generando un ámbito urbano alternativo y moderno, que deja a la ciudad existente como una especie de pieza de museo (Frankfurt). Esta actitud será característica de la política de vivienda popular alemana en la 2° mitad de los años ´20.
2. Construir la ciudad nueva a continuación de la ciudad existente, manteniendo la continuidad de las tramas y diferenciando radicalmente el tejido. Una actitud de este tipo será la que se aplica en los planes de Ámsterdam.
3. Hacer tabula rasa con la ciudad existente, preservando algunos edificios del pasado de acuerdo a criterios estéticos y clasificatorios que la historia del arte adopta de las ciencias naturales. Esta última actitud es la que va a sostener Le Corbusier.

Ejemplo de la primera actitud:

En Alemania, la República de Weimar desarrolla una política de construcción de vivienda popular confiada mayoritariamente a los arquitectos vinculados al movimiento renovador.
El conjunto de estudios, investigaciones y conclusiones generales se comprende en el término EXISTENZMINIMUM. La palabra se traduce como espacio mínimo para la existencia, y definen a unas tipologías que reducen y estandarizan los espacios privados de la vivienda, en favor de una dimensión colectiva de la vida y suponiendo la existencia de algunas necesidades básicas científicamente mensurables y que pueden ser resueltas de manera uniforme (dormir, comer, cocinar, etc.).
El modelo de agrupación de estas tipologías las propone Ernst May en el Plan Regulador de Breslau de 1922.
En este período el municipio construyó unas 15.000 viviendas. May fue designado arquitecto de la ciudad y tuvo el poder suficiente para la adquisición de tierras por parte del municipio; la elaboración de proyectos propios y el control de los ajenos y la organización de empresas públicas de construcción.
El plan consistió en la construcción de barrios de vivienda periféricos a la ciudad existente, separados de ella por un espacio verde y separados entre si también por zonas verdes.
Estas Siedlung, como se las conocen, se realizan con tipologías estandarizadas agrupadas en tiras de edificios de 3 o 4 pisos, emplazados en espacios verdes y contando con todos los equipamientos colectivos que se consideran necesarios para una vida digna.
Los barrios debían construirse con métodos industriales, prefabricando todas las partes que se pudiera de manera de abaratar el costo para los obreros que los iban a habitar. Cada barrio se piensa como un ámbito de trabajo auto-administrado por sus habitantes y con una densidad de población medianamente baja (8.000 a 15.000 habitantes).
Del equipamiento se excluye todo lo que implicara a la ciudad burguesa del pasado, como oficinas, cuarteles, templos y estaciones de policía.
Las numerosas Siedlung que diseñó se basaban en los principios de la ciudad-jardín, con sus tejados inclinados y alusiones rústicas. Las viviendas se ubican formando un abanico alrededor de un espacio central que se conecta con la calle.
Cada Siedlung era un ámbito donde una nueva humanidad se desarrollaba y consolidaba con nuevos valores y sin las necesidades de la vida burguesa. La vida colectiva en los equipamientos y las áreas verdes se anteponen al individualismo de la vida privada separada de la ciudad existente. Estos barrios se construyen en la nueva ciudad, más del futuro que del presente.

En Frankfurt, May puede aplicar esta política con los 85 barrios construidos entre 1925 y 1931 en el valle del río Nidda. Estos barrios conformaron el nuevo Frankfurt obrero, socialista y pacifico, separado y contrapuesto al viejo Frankfurt burgués, capitalista y guerrista.
En el Barrio Roemmers-Stad se distinguen dos partes bien diferenciadas:
1. en la parte Este se realiza un ordenamiento curvo, ligado más al pintoresquismo de las ciudades-jardín. Es un barrio con diferencias, no masivo sino humanizado
2. la parte Oeste es un sector más extendido, con calles rectas. Las viviendas son de distintos tipos: de dos niveles o en bloques. No hay un deseo de uniformización total, sino que hay una valoración de lo individual. El contacto con la naturaleza es un factor común.
Las dos partes están separadas por la calle de Adriano y limitados por una avenida, desde la cual se ven los bloques como una gran muralla. En esa avenida se incorporan las construcciones existentes y se ven los matices con otras propuestas.

Ejemplo de segunda actitud:

En 1902 Berlage prepara el Primer Plan de Ámsterdam, una expansión sobre la periferia, que establece la modalidad que va a caracterizar las intervenciones en esta ciudad.
Toma la trama radial y anular de avenidas y canales y la prolonga hacia la zona de intervención. Como la expansión tiene como objetivo aumentar el stock de vivienda, la mayor parte del nuevo tejido se configura con edificios rectangulares con espacios verdes en su interior.
De este modo se configura un nuevo tejido que diferencia la ciudad existente de la ciudad nueva, al mismo tiempo que se mantiene la continuidad de la trama principal.
Dentro de esta zona de expansión se van a encontrar también los conjuntos habitacionales diseñados por la llamada Escuela de Ámsterdam, cuya figura principal fue Michel De Klerk.
Las autoridades municipales constituyen en 1928 una oficina técnica a cargo de Cornelius Van Esteren que prepara el Segundo Plan de Ámsterdam, la continuación de la expansión de la ciudad aplicando la metodología funcionalista.
En primer lugar se realizan los estudios estadísticos (planificar), de cuyos cálculos se deduce que la ciudad alcanzaría los 960.000 habitantes en los siguientes 50 años.
Se constata una tendencia a la disminución de los núcleos familiares, que pasaría de un promedio de 4 miembros a 3, lo cual resultaba definitorio al momento de diseñar las unidades de vivienda y algunos de sus equipamientos (escuelas, etc.).
El segundo paso (urbanizar) consistió en dividir la periferia en barrios de 10.000 viviendas, con todos los equipamientos básicos implantados en espacios verdes y rodeados también por espacios verdes.
Se excluye del interior de los barrios las vías principales de circulación, siguiendo el criterio determinado por Berlage: la trama continúa modifica radicalmente el tejido, utilizando nuevas tipologías de edificios en tira y en altura.
El tercer paso, referido al diseño arquitectónico de cada barrio (arquitecturar), queda vinculado a la Comisión Rectora del Plan, quien es la que decide, según sus predicciones estadísticas, cuándo se construye cada barrio. Es además la que controla las características arquitectónicas, procurando que cada nuevo barrio incorpore las características más modernas al momento de su construcción. De este modo se consolidaba la idea inicial que cuanto más lejos del centro histórico, mas nueva sería la ciudad.

2 comentarios:

  1. gracias, muy concreta la información

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  2. me puedes facilitar bibliografia de donde sacaste esta información, es para un proyecto de tesis.
    gracias

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