Según Venturi hay dos caminos para que un edificio sea comunicativo: que
en su forma
exprese su función (como hace una catedral gótica o un
restaurante con forma de pato) o
que sencillamente sea un “tinglado decorado”, un
edificio funcional con un rótulo gigante.
Esta segunda solución,
según Venturi es más contemporánea, y su lenguaje se entiende más fácilmente. "El
rótulo es más importante que la arquitectura.” Para desarrollar ésta idea propone el edificio
anuncio.
Cuando Venturi desarrolla la idea de
edificio-anuncio se está situando, de hecho, en
las antípodas de Adolf Loos y su concepción de la
casa como máquina desnuda por
fuera y como obra singular, cálida y comunicativa
por dentro. Para Venturi se trata del
organismo contrario: máquina funcional y anónima
por dentro y obra singular,
comunicativa y publica por fuera.
A lo largo de los años 60 y 70, Venturi realizará obras
diseñadas como edificio –
anuncio (bancos,
almacenes comerciales, restaurantes, etc.) con una sobresaliente
fachada de cartón (piedra que detrás aloja una caja
funcional) como también edificios
estructuralmente racionalistas.
De entre las obras de Venturi ocupan un lugar
preferente sus propuestas para el
espacio publico, comenzando por la ironía y las
referencias a las fuentes barrocas
romanas: Fuente del Fairmount Park en
Filadelfia (1964), la Western Plaza en
Washington
(1977) que reproduce en esquema el plano de la
ciudad y el edificio del
Congreso a escala.
En el Patio Franklin en Filadelfia (1972),
que sirve de entrada al Museo Benjamín
Franklin, configura una estructura vacía que
rememora la forma y situación de la
casa original y recrea los mecanismos de una
escultura minimalista.
En todos los casos Venturi desarrolla un método
basado en el uso de elementos
convencionales, recorridos pintoresquistas,
referencias simbólicas, recurrencias al arte
contemporáneo, ironías y rupturas del orden.
La idea del aplique:
A finales de los años setenta el equipo de Robert
Venturi perfecciona y retoma la idea
del “Tinglado decorado” en la nueva propuesta del
aplique.
Venturi defenderá un tratamiento aplicado en las
superficies de diseños, muebles y
edificios.
Se tratará siempre de objetos y espacios
funcionales, racionales, convencionales y
simpáticos, tratados epidérmicamente para insistir
en sus efectos ópticos.
Venturi entiende que lo que caracteriza cada
edificio es el vestuario, la ornamentación,
el tratamiento
epidérmico; la estructura y el interior constituyen un mero hecho
constructivo, ingenieril, funcional.
En dos edificios realizados en estos años Venturi
planteará dos juegos ópticos
similares con objetivos contrapuestos.
En el Edificio de oficinas para el
Instituto de Información Científica en Filadelfia
(1978), un edificio bajo, de
cubierta plana, volumetría pura y ventanas en hilera, con
rasgos generales totalmente racionalistas, situado
junto a anónimos bloques altos,
Venturi plantea un estudiado tratamiento
epidérmico. Los enormes antepechos están
recubiertos por pequeñas piezas de cerámica de
colores. Todo ello ocasiona que
perceptivamente el edificio parezca mucho mayor de
lo que en realidad es.
En cambio, en el Salón de Exposiciones de
productos Best, en Oxford Valley
(1977), este edificio anónimo de
gran tamaño, aislado en un entorno periférico, es
recubierto con gigantes marcas florales que le
otorgan su valor significativo. Los
almacenes se asemejan a una caja de regalos, con lo
cual nos recuerdan que en
dichos almacenes pueden comprarse objetos, a la vez
que este edificio nos rememora
a la pequeña y simpática caja de regalos.
Al defender la idea de aplique, Venturi insiste en
que lo que más agrada y gratifica de
las formas es su carácter convencional y su
tratamiento superficial.